Otoño, llegó el otoño.

Debe ser lindo el otoño en el campo

Me gusta el otoño, como habitante del sur de Chile no creo que sea el único a quien le gusta, quizá por la costumbre, quizá por que la mayoría de los días son frios y/o lluviosos (si me gustase el clima cálido viviría con depresión todo el año), en fin, me gusta el color que toman algunos árboles, me gustan las hojas en el suelo me gusta el sol tibio de los primeros días, me gustan los días cubiertos sin lluvia, pero con viento frío, eso es, el viento, me encanta el viento fuerte, que hace sibar los cables, que te desordena el pelo, que agita los árboles y los incita a arrojar sus hojas, que encoleriza el mar, me encanta el viento fuerte.

La gracia que tiene el otoño por sobre el invierno, por ejemplo, es que las lluvias no son tan frecuentes, ni tan intensas, ni tan duraderas, lo unico malo es que por muy tenue que esta sea, te mojas igual, pues Talcahuano (mi ciudad) es el templo del viento, si se te ocurre visitar esta ciudad y te toca un día de lluvia, ni se te ocurra utilizar un paraguas, aquí no te sirven para nada, son un estorbo, a menos que seas una persona ligera de peso y quieras dar un paseo por los cielos. Pero no es del todo malo, pues imaginate llegando a tu casa hecho sopa, te secas un poco, te cambias ropa y te sientas cerca de la estufa (esto no es Santiago, por tanto la estufa es a leña, una delicia) con tu tazón de café, y si hay pan amasado o sopaipillas, mucho mejor, pero prefiero los días sin lluvia, ya sean cubiertos o con ese frío sol de otoño, y el viento silbando, y las hojas cayendo y ...

... me gusta el otoño, que quieren que le haga, estoy feliz.